lunes, 11 de mayo de 2020

Valeria, la serie.


Después de ver (por fin) la serie Valeria, tengo toda la información para poder decir varias cosas sobre ella:

1. Queda más que demostrado que es una adaptación TAN libre que directamente es otra historia totalmente diferente a la que se cuenta en el libro. Eso sí, los nombres de los personajes los han mantenido. Vamos, que es el ejemplo perfecto de cómo no adaptar una novela. 

2. Sinceramente, la serie como tal no me disgusta del todo pero, me parece algo forzada. Y no creo que el problema sea del reparto: el guión no me parece natural y hace que las serie no fluya lo suficiente. A mi parecer, creo que abre demasiados frentes sin llegar a dar con esa tecla mágica que hace que algo te enganche. El intento de Sexo en Nueva York a la madrileña se queda en eso: en el intento. He de decir, en honor a la verdad, que va de menos a más y no es aburrida pero, no cuenta nada nuevo y eso hace que pierdas el interés.
Sin mencionar, por supuesto, el empeño de Netflix por crear series "para todos los públicos" y perder la oportunidad de hacer una serie madura, más fiel a la historia dramática y elegante que la escritora, a la cual admiro profundamente, creó con esta saga. 

3. Con la banda sonora de la serie te puedes hacer una playlist sensacional: ¡me ha encantado!

4. Gracias a la serie me han entrado unas ganas terribles de volver a leer En los zapatos de Valeria y enamorarme de nuevo, como lo hice hace siete años,  de la verdadera historia que escribió Elisabeth Benavent.

Así que, a todos los que me habéis preguntado cuál de los libros debéis leer para continuar con la serie, ahora os puedo contestar con total seguridad que ninguno de ellos: porque son historias totalmente diferentes (como ya he explicado en el punto número 1).

Y a los que me comentais que no queréis leer las novelas porque la serie os ha quitado las ganas os diré algo: si me he atrevido a escribir este post es por el amor que le tengo a los libros de Elisabeth Benavent y me parece que esta serie le está haciendo un flaco favor. No a ella, porque tiene una forma de conectar con los lectores única que la hace especial y diferente. Pero sobre todo, porque va a impedir que mucha gente quiera siquiera plantearse empezar a leer la historia de Valeria y eso me parece muy triste porque a mí personalmente, me hicieron muy feliz: ¡no os perdáis esa oportunidad!

La serie la podeis ver actualmente en Netflix.

Nessa
@buscandodinosaurios

miércoles, 1 de abril de 2020

¿Te cuento mi sueño?


Hola: se me olvidó decirte que antes de anoche soñé contigo.
Me encanta cuando sueño y parece tan jodidamente real.
Sobre todo cuando me despierto y lo primero que aparece en mi mente es esa historia creada por mi subconsciente, nítida, como si de una película se tratase. 
A veces hasta puedo recordar los olores. Y los colores.
Aunque dicen que soñamos en blanco y negro... ¿o eso eran los perros? 
Bueno, ¿qué más da? Lo investigaré más tarde, ya lo sabes. 
Como te iba diciendo... el sueño: a medida que van pasando las horas se va difuminando y es más difícil recordarlo. Sin embargo, cuando menos te los esperas: ¡aparece! 
Como si de un recuerdo se tratase y lo hubiera vivido tiempo atrás. 
Y, en realidad, no ha pasado nunca. Todo está en mi cabeza.
Pero, ¿sabes qué? La otra noche, de madrugada, soñé que estaba contigo y, aunque no hubiese pasado de verdad, me hizo muy feliz y, con eso me tengo que conformar.
¿Qué te cuente que pasaba en el sueño?
Otro día, ahora no me acuerdo.

Nessa

domingo, 22 de septiembre de 2019

Sálvese quien pueda


Foto: @buscandodinosaurios


Pienso en mi edad y en lo que ha cambiado mi forma de tomarme las cosas. Mi forma de verlas. Todo esto de pie en el bus, haciendo malabares para no caerme y que nadie me toque. 
Sí, así soy yo con mi espacio personal y en todos los sentidos. Observo a la gente detrás de mis wayfarer. (Como vuelva a pisarme esta mujer, le doy). Una madre que no deja a su hija adolescente. Estaréis pensando: ay, ¡esta juventud! Pues no: la madre es muy pesada. Por dentro y por fuera. 
Una chica no deja de hablar sin parar de gesticular. Mucha gente con auriculares puestos y la cabeza agachada mirando al móvil. Calor. Miradas perdidas. Los que se pasan con la colonia (¿hola, Nenuco?) y los que no conocen el agua y el jabón. Poco espacio. Este autobús bien podría jubilarse ya y el que conduce, pues también. 
Suena Vetusta Morla: - puede ser que mañana esconda mi voz, por hacerlo a mi manera...  hay tanto idiota ahí fuera... sálvese quien pueda...-.
PD: se queda un asiento libre, la hija se sienta pasando de la madre... ¡ay, esta juventud! 

Nessa ©

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