- ¡Eh! Disculpa... - me dijo el desconocido.
Así que, fiel a mi comportamiento seguí mi camino sin molestarme siquiera en comprobar si realmente se dirigía a mi. Normalmente suelo hacer caso omiso cuando oigo una llamada de atención de alguien a quien no he visto o reconocido primero. Pero, de nuevo, oí la misma frase: - Disculpa... - .
Esta vez, sin embargo, me sonó ligeramente familiar. Esa voz ya la había oído anteriormente: hace mucho tiempo y en otras ciudad... mi ciudad.
Así que, intentando satisfacer mi curiosidad me giré lentamente para comprobar si mis sospechas eran ciertas...
Nessa ©
11 de Agosto de 2008